viernes, 31 de diciembre de 2010

De paso.

















     Su nombre me había parecido siempre un código binario malogrado o una cuenta atrás con hipo. Tal vez por eso gozó desde el principio de mi simpatía.

     Llegó hace casi un año con los mejores deseos y cargado de esperanzas, pero pronto se dio de bruces con una realidad cruda y descarnada: Nunca tuvo buena prensa, nadie lo quiso bien y fue chivo expiatorio de todos los males.

     Hastiado, al final de sus días, quiso ver el mar y en una de mis playas perfectas fue que lo encontré, sólo, mustio, espantadizo… casi lúgubre. Al verme amagó un sustito, se encogió de hombros para ocultar su temor y, tropezando con sus propios pasitos, intentó huir hacia la orilla. Yo me acerqué despacio, tratando de resultar acogedor.

-¿Está usted bien, abuelo? ¿Necesita algo?

-Necesito paz –respondió un tanto molesto.

-Pues tal vez aquí pueda encontrar un pedacito –le dije con los brazos abiertos para abarcar el impresionante paisaje que nos rodeaba.

     Él me miró confuso, como intentando averiguar mis intenciones.

-¿Es que no sabes quién soy? –preguntó desconcertado.

-Sí señor, claro que sí.

-Pues sabe que no he tenido nada ver con todo eso que se me achaca –se excusó –Es verdad que los Hijos de la Gran Puta se han hecho más poderosos, que los causantes de tanto sufrimiento, los asesinos de tantos anhelos, han salido fortalecidos de la ruina que ellos mismos generaron. Que la gente… no reacciona, que está como anestesiada. Pero nada de eso tiene que ver conmigo. Yo sólo pasaba por aquí.

     Se tapó la cara con una mano vieja, arrugada, y prorrumpió en un llantito discreto que me conmovió hasta la furia.

-No haga caso –le dije pasando un brazo por sus hombros temblorosos. Pude sentir cómo todo él iba adquiriendo ya la textura de los recuerdos, dejando de ser, desapareciendo –Si quiere que le diga la verdad, el suyo ha sido un buen año para mí. Para mis sueños. Ando sin un quinto, como todos… pero soy muy feliz. Me siento vivo.

-Gracias, joven –contestó cabeceando –Es posible que las tuyas sean las últimas palabras que oiga. Es lindo que suenen a consuelo. Ahora, si me permites,… pronto llegará el nuevo Año. Mi tiempo se acaba.

     Le vi alejarse despacito, renqueante, hacia la orilla. Allí se detuvo, ya fuera del tiempo, a contemplar el mar. Con los zapatos mojados, apoyado en su bastón, sonriéndole a la nada.


Feliz ahora,... tic, tac, a todastodos.

9 Dejaron su rastro:

Puck

Preciso, tierno, nostálgico... creo que este año he agotado muchos de estos calificativos contigo. Gracias por los sombreros compartidos y con envidia de esas playas perfectas te envío los mejores deseos para el 2011.
Feliz ahora!!!!

Maite

Precioso, con esos rasgos de fragilidad que has descrito muy bien con el temblor de hombros, y el recurso de los diminutivos. Fantástico, tierno, me encantó. Un fuerte abrazo.

Ángeles Sánchez

Me encanta esa forma de definir al 2010 como una cuenta atrás con hipo. Y si me lo permites voy a destacar el párrafo que más me ha llegado:

"Allí se detuvo, ya fuera del tiempo, a contemplar el mar. Con los zapatos mojados, apoyado en su bastón, sonriéndole a la nada."

Sublime

Abrazos

Malena

Esta noche despediré al viejito, que no me trató tan mal. Y ojalá que el nuevo no permita que los Hijos de la Gran Puta lo arruinen.


Brindis y beso entre dos años.
Felicidades.

bicefalepena

Hoy toca desear felicidad para alguien que me ha dado muy buen rollo con sus sombreros, sus comentarios, sus historias. Es todo un honor y un placer.
Un abrazo y que la fragilidad de la despedida del año (bastante jodido por cierto) se convierta en esperanza y ganas de hacer que esto cambie, aunque sea a empujones literarios.

Maria Coca

Qué bonito... Si, una manera de despedir un año de forma muy original y cargada de emoción. No podía ser menos, viniendo de ti.

Feliz Año Nuevo, cargado con nuevos mensajes en botellas.

Del magenta al negro, Felicidades.

Kum*

Gracias, querida familia, mis adorables majaras, por las palabras, por la compañía. Por ser un aliciente. Por vuestro cariño.

Se os quiere.

Tic, tac...

Anónimo

Me gusta mucho. La imagen literaria del viejo caminando junto al mar siempre me ha dicho mucho y seguirá haciéndolo.
Un fuerte abrazo,
PABLO GONZ

impresiones de una tortuga

Si te digo la verdad, Kun*, no me importa que el viejito se haya ído, no se portó bién, se ha llevado a gente que quería y ha hecho muchos estropicios en mi vida, puede que él no tenga la culpa, pero ¿quién la tiene?.
¡Que bonito lo has descrito!.
Saludos y FELIZ AÑO.

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