martes, 28 de septiembre de 2010

Rutinas...













     Temprano en la mañana despierta con el estruendo de los enanos cantando alborotados camino de la mina.

     Ya desvelado, aunque somnoliento, dedica la siguiente hora a buscar sus zapatillas, sus gafas, su reloj… y el resto de bártulos y enseres que durante toda la noche los duendes, divertidos y traviesos, han escondido o cambiado de sitio. No le hace falta verlos,… sabe que a esas horas aún le observan. Puede sentirlo.

     Después recorre las habitaciones dando palmas y espantando a voces a los espíritus que rondan susurrando en los rincones.

-Este runrún de fantasmas no me deja oír mis pensamientos….

     Más tarde, blandiendo su bastón, sale a ahuyentar a la bola de unicornios que cada mañana acuden con las primeras luces y devoran sus flores, desbaratan el huerto y le cagotean todo el jardín.

-Malditos asnos con pincho, vayan ya a joder a otro sitio, cabrones! –les grita huraño.

     Luego prepara el desayuno mientras, a manotazos, dispersa la nube de hadas que revolotean golosas sobre las tostadas y, ya más tranquilo, sale a disfrutar del café caliente y de su primer cigarro, siempre bien protegido bajo el techado del porche. Sabe por experiencia que no es seguro andar al descubierto cuando un pegaso vuela sobre tu cabeza.

     Es en esos momentos de relativa calma cuando, resignado, maldice aquella tarde remota en que tras ver pasar el cometa pidió un deseo:

-Que la magia sea en mi vida. Cada día… siempre.

jueves, 23 de septiembre de 2010

Causa, efecto...




Hastiada de tanta injusticia, la criatura mató a su creador.
Dios, por fin… se liberó del hombre.

martes, 14 de septiembre de 2010

Ceguera.










     Tenían una misión. Salieron en busca de la verdad.

- Llegaremos tan lejos como sea menester. No volveremos si no es con una respuesta –fueron sus palabras al partir.

     Las estaciones se sucedían lentas en el bosque. En la aldea ya nadie esperaba. 




     Regresaron por fin cuando su recuerdo había adquirido la textura de los mitos, consumidos, harapientos y huraños, con un estruendo de hecatombe, discutiendo ferozmente entre ellos.

-¿Qué es ese escándalo? –preguntó el hombre más anciano de la aldea, ya casi ciego.

- Los buscadores, abuelo. Han vuelto… pero fracasaron. No se ponen de acuerdo. Encontraron tantas verdades como hombres formaban el grupo. Todas diferentes.

-¡Insensatos! –Respondió cabeceando el viejo –su fracaso es el único de los éxitos posibles. Cumplieron con su misión… ¿Es que no lo veis?

     Pero nadie le escuchaba ya. La guerra de las verdades había comenzado.


Este relato fue inspirado por "El Dilema" de María Coca,
...una musa con sabor a mar.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Inercias.

 










      Terminó de escribir un nuevo poema, sacándole, como siempre, verdades a las palabras. Era un poema perfecto. Posó dulcemente su pluma sobre la mesa e hizo así con los hombros para soltar la espalda. Entrelazó luego sus dedos y fue doblándolos despacio hasta sacarles mentiras. Después, con la misma parsimonia, arrugó el papel preñado de su poesía y lo arrojó por encima del hombro. Sabía que era inútil seguir escribiendo, pero no terminaba de hacerse a su nueva condición. La muerte se parecía demasiado a la vida.


 A Don Mario por su cumpleaños... y por todo lo demás.
(Inspirado en el poema "amor de tarde" de Mario Benedetti).

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Ira.


Un portazo a destiempo lo echó todo a perder. Tú ya no estás y yo… lo entiendo.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Coma.




     La sala era amplia. Voluntarios de impecable bata blanca la mantenían siempre limpia y aireada, a media luz. La música y el incienso suavizaban el ambiente protegiéndolo de energías extrañas. Era un buen lugar para estar en coma.

     Como cada día, a la hora habitual, el Dr. Perkins comenzó su ronda vespertina seguido del séquito de pupilos que revoloteaban a su alrededor tomando notas en respetuoso silencio. En la sección de recién llegados se dispuso a seguir el peculiar protocolo de diagnosis que levantara tanto revuelo y le hiciera tan popular en su momento: Se acerca con suavidad al paciente y durante unos instantes olisquea su coronilla examinando su estado mental. Después apoyando apenas sus manos sobre el corazón establece el estado de las emociones. En las rodillas explora los miedos y posando sus manos en la planta de los pies determina el apego que el paciente le tiene aún a la vida. Siempre se refiere a ellos por el nombre de pila y durante todo el proceso se abstrae profundamente, respirando lento, con los ojos suavemente cerrados.

     Tras revisar al primer paciente, como saliendo de un trance, comentó a media voz.

-Bien, tenemos aquí un típico caso de coma convencional. Lorenzo se ha tomado un descanso de la vida, una suerte de paréntesis. Eso es todo. Animen a sus visitas a que le hablen amorosamente. El paciente oye, entiende, siente y es muy probable que al despertar lo recuerde todo. Volverá cuando esté listo.

     Se despidió del paciente acariciando su frente con ternura y se acercó a la cama contigua. Esta vez se tomó más tiempo antes de hablar y repitió la diagnosis yendo varias veces de la coronilla a las rodillas y a la planta de los pies.

-Interesante… -dijo bajando el tono, como hablándose a sí mismo –El caso de Lucía no es un coma propiamente dicho. Es un punto y seguido. Aquí no hay descanso, hay angustia. Por algún motivo todo se ha detenido bruscamente. Sus asuntos están aún sin resolver. Palpen sus rodillas. La paciente tiene miedo, siente vértigo… algo así como unos puntos suspensivos sin nada detrás. Requiere nuestra máxima atención. Supervisaré personalmente las visitas y su evolución. Que alguien tome su mano en todo momento. Hay que calmar esa tormenta interior.

     Se demoró todavía un rato con las manos sobre el abdomen de la mujer antes de dirigirse al último recién llegado. No tardó en dar su diagnóstico.

-Manuel está en paz –dijo con su mano sobre el hombro del paciente –Es un punto y final. Ha resuelto ya todos sus asuntos terrenales. Permanecerá en este estado hasta que decida dar el último salto. No va a volver. Si tocan sus pies verán que está ya muy lejos de aquí… en un lugar acogedor. Buen viaje, amigo –susurró cabeceando con una sonrisa en los labios.

     Despidió a sus estudiantes dando las últimas instrucciones y se acercó después a la cama de Lucía. Tomó dulcemente su mano, cerró los ojos y frunció levemente el ceño. Hoy pasaría la noche con ella.


A Manuel (1972-2010).  Buen viaje...