martes, 15 de junio de 2010

Punto de vista.


     Llevaba una vida sencilla, pequeña, de andar por casa, en una confortable soledad sólo concurrida por el sordo runrún de la televisión y la tierna presencia de su mascota.

     Ya desde aquel miércoles remoto, cuando la encontró en la calle y decidió adoptarla, tuvo la certeza de que resultaría una agradable compañía. Dedicó tiempo y paciencia a enseñarle las normas básicas de una convivencia hogareña y civilizada, y había hecho un gran trabajo. Adoraba verla moverse por la casa con ínfulas de ama, como si fuera la dueña de aquellos ámbitos, de cada rincón, o cómo se abismaba frente al televisor como si pudiera entender aquel galimatías de imágenes en movimiento. Le resultaba relajante observarla asearse y acicalar durante horas su pelo negro, entretejido ya con las filigranas de las canas, y aunque tenía que soportar que la despertara de la siesta con sus caprichos a cada rato o participar en aquellos interminables e infantiles juegos de cazar ratones de trapo y atrapar ovillos de lana, nunca sintió antes una cercanía tan incondicional, tan desinteresada.

     Sí,… había hecho un gran trabajo. Sin duda aquel apacible ser humano resultó ser el perfecto animal de compañía, pensaba ronroneando, mientras veía pasar de nuevo a su adorable viejita camino de la cocina, atareada en sus indescifrables asuntos.

sábado, 12 de junio de 2010

Más bello que el silencio.











     No había cumplido aún los cinco años cuando  escuchó por primera vez la expresión “ha pasado un ángel” y ante el desconcierto de padres, médicos y psicólogos decidió guardar un obstinado silencio empeñado en no perderse la ocasión de ver, en el espacio de un sigilo inesperado, un ángel pasando.

     Con el tiempo fue perfeccionando su mutismo y su atención. Se le iban las horas esperando una pausa en las conversaciones y atisbando el aire entornaba los ojos, conteniendo el aliento, persuadido de poder percibir en lo más sutil la brisa generada por las alas de un espíritu al pasar.

     Más tarde se casó con una muda y aprendió los rudimentos del lenguaje de los signos, pero pronto lo abandonó también. “Para ser un idioma de mudos, es muy escandaloso” le dijo gesticulando a su mujer, convencido de que semejantes aspavientos espantarían a la fuerza a cualquier ser alado que anduviera cerca.

     Sólo años después, el día en que nació su hija, rompió por fin su silencio añejo. Miró con una ternura mojada de lágrimas a aquel ser pequeñito, tan solitario en la inmensidad de sus brazos, y con la voz desafinada por la falta de costumbre y rota por la emoción le dijo:

-Sabía que vendrías…

miércoles, 9 de junio de 2010

El monje.











     Bebían los vientos por el profesor de yoga. Adoraban su saber enciclopédico, la serena cadencia de su voz, la paz y la luz que transmitían sus palabras, sus movimientos… su mirada. Lo apodaban el monje o el buda y en secreto fantaseaban con la dicha de ser sus novias. Suspiraban…

     Esta noche Clara intenta reconocerse en la imagen deformada que le devuelve el espejo. La boca rota, la nariz embarrada aún en su propia sangre, los ojos hinchados, violáceos... Un sobresalto, un escalofrío,… una voz calma, sosegada, que llega flotando desde el salón:

-Mi amor, viene la cena... o me levanto otra vez?

sábado, 5 de junio de 2010

Libre albedrío.



     Eran las 22:03 del sábado 15 de enero de 2033 cuando en la Sede Central del Ministerio de Cultura, Control y Seguimiento detectaron la infracción y se activó con carácter de urgencia el protocolo habitual en estos casos. 23 minutos más tarde, Miguel Ángel Sánchez Lozano-hijo era arrestado en su domicilio habitual por desconectar su televisor en horario de máxima audiencia.

(Mil gracias, Miriam)

martes, 1 de junio de 2010

Dama y Vagabundo.


 
     Cerca de tres años llevaban amándose sin conocerse de otra forma que no fuera a través de sus identidades virtuales. Cada noche, sin falta, cumplían su ritual: Una vela, una copa de vino y una flor junto a su portátil... y les alcanzaba el alba chateando su pasión, intercambiando frases de amor, sin cámaras, sin fotos. Sólo palabras, pensamientos.

Dama dice (02:31):
No me interesa tu aspecto. Es tu mundo interior lo que me fascina, lo que me cautivó.

Vagabundo dice (02:32):
Para mí es igual. Somos parte de lo mismo, Dama. Ya te amo.

     Así, con la certeza de un amor a prueba de sus respectivas realidades, decidieron por fin conocerse. El próximo sábado, a las 21:00 en el Kilómetro Cero, vestidos de negro enterizo, con la imagen de una arroba prendida en el pecho.

     Dama llegó temprano. Esperaba inquieta, con el corazón contento y espuma en los huesos. Llamaba la atención la expresión de su cara, fronteriza entre la felicidad y la expectación. Una expresión bella, inefable, que se le pasmó en una mueca cuando vio irrumpir en la plaza una sonrisa que iluminó la tarde. La sonrisa que más amaba en el mundo. La misma que se congeló en la cara de Julián cuando, entre el gentío, pudo distinguir a su hermana Clara mirándole espantada, pálida… vestida de negro enterizo con una arroba prendida en el pecho como símbolo de un amor a prueba de realidades… exactamente igual que él.

Clara y Julián… la Dama y el Vagabundo.