Cada mañana, puntual, surgía del mar pavoneando su luz, tiñendo de colores el mundo, seguro de seducirla. Mientras, ella, en su perpetua quietud, su impecable estar de vigía, deshojaba los instantes del día esperando serena que volviera la noche y, con ella, su amor inconfesable… la Luna.
Este relato parte de la propuesta de Su, "Cuento contigo" . Gracias, Su, por ser nuestra musa, nuestra inspiración... una vez más.
5 Dejaron su rastro:
¡Qué bien! Y qué lindo texto, los que hay hasta ahora son muy bonitos... yo ya tengo otro, pero estoy esperando a ver si alguien más se anima :)
Por cierto, me encantan los animalitos que juegan por tu blog!
Preciosa inspiración. Muchas gracias. Ya alguien le corresponderá como se merece.
Besos
El otro día Marte estaba mas cerca de la Luna que nunca. Maliciosamente nos pusimos a imaginar que el planeta rojo estaba intentando enamorar al satélite blanco, sería también su amor inconfesable?
La Luna lo tendría dificil... dejar la tierra despues de tantos años juntos, o practicar el poliamor, quien sabe.
Buen relato..
Precioso Kum. Saludillos.
La verdad es que las fotos de Xavier son increíblemente inspiradoras. Cualquiera de ellas, elegida al azar, da para un relato... al menos.
Bienvenido, Pablo, un gustito verte por aquí. Marte y la Luna... de ahí puede salir una buena historia. Un abrazo.
A las tres chicas del miércoles... Ya sabéis.
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