Llegó una noche de tormenta, hambriento y desvalido, buscando posada.
Ya nunca se iría. Aquel discreto muchacho, sigiloso y de pocas palabras, les había llovido del cielo cuando, ya ancianos y ciegos, empezaban a sentir que las fuerzas les fallaban. No le preguntaron de dónde venía, la razón de su hermético mutismo o por qué se negó siempre en redondo a bajar a la aldea. Se quedó para siempre con ellos, en lo más profundo del bosque, llenando el hueco que dejara en sus corazones y en sus anhelos el hijo que nunca tuvieron. Trabajaba sin desmayo, reparó establos y porquerizas y, aunque las bestias se espantaban aún en su presencia, nunca estuvieron mejor atendidas ni tan bien alimentadas.
El primer aniversario de su llegada le habían regalado un espejo. “Que a nosotros no nos sirvan no quiere decir que tú no puedas usarlos” –le dijeron divertidos. Él, sin decir nada, lo extravió esa misma noche en el desván. No llegó nunca a contarles su secreto.
Desconfiado por naturaleza, aprendió a quererlos de a poco. Detestaba que lo atropellaran a cada rato en los pasillos y la manía que tenían de manosearle la cara cuando querían “verle con las manos”, pero nunca antes le había aceptado nadie como a un igual ni le habían brindado jamás tanta ternura. Allí se encontraba seguro y algo así como feliz. En aquella casa sin espejos. En aquella confortable rutina.
Pero no se engañaba, siempre permanecía alerta.
Sólo una vez bajó la guardia y se quedó dormido en el río. Fue entonces cuando por las noches, en la aldea, al amor de las hogueras, empezaron a contarse historias sobre un hombre invisible que rondaba en el bosque las noches sin luna.
12 Dejaron su rastro:
Curioso este relato, una especie de simbiosis entre ambas necesidades, ellos ciegos no ven su condición y él a cambio encontró posada y el calor del fuego, hasta que el descuido desvela su verdadero yo. Me ha gustado, un relato sobre licantropía que me ha atrapado. Un abrazo.
Que bueno!
Lo esencial es invisible a los ojos. :)
Maite, el relato estuvo a punto de llamarse "simbiosis". Lo has cazado al vuelo. Luego, para un cuento, me gustó más este título. Un beso invisible.
Malena: Así es. A veces nos engañamos menos viendo con las manos, con los oídos... con el corazón. Todavía estoy de resaca, después de la "vueltita" de ayer por el suburbio. Un beso admirado.
Los ciegos y el hombre invisible, opuestos y complementarios. Me encantó Kum*, dentro del dramatismo de tu relato fantástico se respira una verdad placentera, eso es impagable.
Abrazos.
¡Genial Kum! Un buen cuento de rotos y descosidos para contar a oscuras o a la luz de la luna.
Un abrazo
¿Y lograban "verle con las manos"?.
Bonito relato Kum*.
Un abrazo
Merece la pena esperarte para que vengas con estos cuentos tan bien contados y tan sorprendentes. Yo pensé que era muy feo y por fin alguien no juzgaba su fealdad... así que el final me parece... ya sabes... genial.
Un abrazo
Muy bien escrito -como siempre- y muy sorprendente el final. Como ya te he dicho en alguna ocasión, después de leer tus relatos a menudo los releo para asentar el final y verlo cuadrar. Y me surgen dos preguntas
¿Por que estaba hambriento, si podía ir a la aldea y hacerse con comida? Y ¿cómo quedarse dormido en el río pudo generar historias, si nadie le pudo ver?
Es que soy un poco sacapuntas. Pero el relato me ha encantado :)
No dejas de sorprenderme. Consigues darles vida a los personajes de una manera que es como si en vez de un relato hubiésemos leído toda una novela y los conociéramos al detalles. Me ha parecido entrañable esta relación simbiótica y la imagen del hombre invisible en el río es preciosa.
Saludillos alucinados
Patricia: Sí, hacen un bonito Yin Yang. Bonita observación.
Bicefa: "...para contar a oscuras o a la luz de la luna." Bonito piropo. Gracias, hermano.
Ángeles: Sí, lo veían. Ellos fueron los únicos que llegaron a verlo...
Ana: Siempre te lo digo. Si te gustan mis finales, algo estoy haciendo bien. Eres mi chica de los finales cañón.
Puck: Gracias, ranita. De hecho es lo que intento. Que conozcáis a los personajes (que os creéis vuestra imagen) en no demasiadas líneas. Si a veces lo consigo... qué bueno.
Laura: Mi querida correctora y crítica impagable. Verás, este cuento me ha costado sudar tinta,... nunca mejor dicho. Me vino fácil la idea, como regalada (como siempre), pero plasmarla, en esta ocasión, me ha sido complicada. Escribí al menos diez versiones diferentes. Unas demasiado largas, otras demasiado obvias... incluso una de dos líneas. Hasta que finalmente di con esta y me gustó.
No suelo responder al tipo de preguntas que me haces. No por que me molesten o las encuentre fuera de lugar (este mi blog es el vuestro), sino porque siempre he preferido que seáis vosotras las que terminéis los cuentos en la medida en que el relato os invita a ello. En cualquier caso ahí van MIS respuestas. Puede haber otras y mejores.
1)Él huye de la gente, de las ciudades y las aldeas porque sus experiencias anteriores, sus contactos con los "visibles" han sido siempre... Por eso anda por los bosques.
2)Se me ocurren muchas formas: Que alguien tropezara con él mientras dormía llevándose un susto de muerte al despertarlo repentinamente, que alguien lo oyera roncar, o despertarse, o viera sus aparecer sus huellas en el fango o las ondas en el agua... Que lo oyeran cantar... y luego lo contaran en el pueblo.
En fin, como digo son mis respuestas, podéis buscar las vuestras. Odio hacerle la autopsia a los relatos, no sólo a los míos, ya lo sabéis, pero puestos a destripar... adelante!!!
A todastodos gracias de corazón. No es que escriba para vosotras,... pero adoro que me contéis qué os mueve lo que escribo.
Besos visibles.
Muchas cosas me han movido de tu relato, más bien conmovido :) la ancianidad, la deformidad, los seres extraños que no encuentran un lugar en el mundo, y de pronto, todo encaja en su sitio y las necesidades se cubren, y la soledad termina, me encanta como escribes Kum, siempre te lo he dicho desde que he tenido oportunidad de leer tus bellas historias.
Impactante. Siempre me sorprendes y te sales por la tangente. Muy original ese personaje que escondía más que los demás.
Besos del magenta al negro.
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